6 ene 2011

¡Malentretenido no se nace, se deviene! Para aquellos inquietos y curiosos que preguntan qué es ser malentretenido...

Como pudiera decir Simone de Beauvoir con respecto a la cuestión del género (“No se nace sino que se deviene mujer”), hago un paralelismo entre el origen del cuestionamiento acerca de lo que le sucede a uno al momento de malentretenizarse.
No es algo que te pasa de repente, tampoco sucede automáticamente al leer esta revista Malentreta, ni siquiera yendo religiosamente a todos los cafés literarios malentretenidos.
Es que el malentretenimiento es cultural. Uno se reconoce malentretenido en el momento en que toma una postura activa en el desarrollo del arte y la cultura de un espacio determinado.
Malentretenido es quien participa activamente de cualquier emprendimiento a partir del cual se genere una reacción con el medio, reacción de inducción, conflictiva, por momentos incierta y finalmente disparadora.
Malentretenimiento, por su parte, no es el resultado del accionar del malentretenido, el malentretenimiento no es un fin en sí mismo: es un compromiso. El malentretenimiento es el producto vivo, es la poesía cuando se lee o la obra de arte cuando se vislumbra en sus luces y sombras.
Hasta el momento hemos sido parte de un proceso de malentretenización cuyo resultado fueron cinco cafés literarios con sus respectivas Malentretas, que apilados uno sobre el otro arrojan un resultado asombroso. Malentretenidos de todas partes, artes de todos los sabores, instantes de cafés literarios inagotables.
Podemos hacer un paréntesis y un balance sobre todo lo que ganamos en el proceso de malentretenizarnos a nosotros mismos y de malentretenizar al arte.
Lo que concluímos es asombroso. En un gesto de volver a hacer, construir para el futuro y reconocernos en el presente ganamos más luchando en la frontera que los malentretenidos primeros, esos vagos irreverentes, gauchos auténticos que ahora leemos como símbolos.
A los malentretenidos del siglo XXI les digo que no los lean, mejor escríbanse a ustedes mismos que el resto es historia, que el resto es ficción pura…

M. F. P.

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